martes, 24 de junio de 2014

En ese momento en el que el tiempo parecía no existir, ambos se perdían en la mirada del otro, siendo esto una especie de imán, un imán mágico que hacía que sus bocas se acercaran poco a poco mientras su respiración se aceleraba, su corazón latía cada vez con más fuerza, cada vez más de prisa y cada uno profundizaba cada vez más en la mirada del otro.

Entonces, al tiempo que sus ojos se cerraban, sus labios se encontraban como queriendo reconocerse, como si todo aquello formara parte de un hermoso recuerdo difuminado entre la duda de que aquél fuese en realidad su primer encuentro; sintiendo la angustia de que aquel momento tan genuino, pudiera desvanecerse en cualquier instante, aferrándose el uno al otro expresando y sintiendo todo a través de esas delicadas caricias con los labios, y dejándose llevar, como si no hubiera un mañana...

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